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Orgo-Life the new way to the future Advertising by AdpathwayEl presidente Donald Trump anunció el miércoles que Estados Unidos y China habían sellado un “acuerdo” que garantizará el suministro “POR ADELANTADO” de minerales de tierras raras e imanes críticos —componentes esenciales de vehículos eléctricos y sistemas de defensa—, dentro de un marco comercial que, dijo, “está hecho, sujeto a la aprobación final del presidente Xi (Jinping) y yo”.
El mensaje, publicado en Truth Social, sorprendió incluso a los negociadores que salieron de dos días de intensas conversaciones en la capital británica. Veinticuatro horas antes, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, describía un “marco” apenas delineado para reactivar la tregua arancelaria acordada en Ginebra y desmontar las restricciones cruzadas que habían paralizado las cadenas de suministro globales.
“Hemos llegado a un marco para implementar el consenso de Ginebra… y ahora lo presentaremos a los presidentes”, afirmó en Londres, pasada la medianoche local.
¿En qué consiste el compromiso?
Según Lutnick, el borrador elimina “las restricciones a las exportaciones chinas de minerales de tierras raras e imanes y algunas de las recientes restricciones a las exportaciones estadunidenses ‘de manera equilibrada’”, aunque no ofreció cifras ni cuotas precisas. El viceministro de Comercio chino, Li Chenggang, confirmó que se había alcanzado un acuerdo “en principio” para ser elevado a la cúpula política de ambos países.
Trump fue mucho más allá: aseguró que “China suministrará por adelantado los imanes y las tierras raras necesarias” y que, a cambio, Estados Unidos facilitará “el acceso de estudiantes chinos a nuestras universidades”. El presidente también habló de un arancel “total” del 55 % a las importaciones chinas —una cifra que la delegación de Washington desglosa en un 10 % base, un 20 % vinculado al fentanilo y cerca de un 25 % de gravámenes heredados de su primer mandato.
Ni el Ministerio de Comercio chino ni la Casa Blanca ofrecieron de inmediato la letra pequeña. “El diablo estará en los detalles”, advirtió Chris Weston, estratega de Pepperstone en Melbourne, explicando la tibia reacción bursátil: el índice MSCI Asia-Pacífico subió apenas 0,6 % tras el anuncio.
El mes pasado, ambas potencias habían pactado una pausa de 90 días a los aranceles de réplica que crecían hacia niveles del 145% y 125%, respectivamente. Ese alto al fuego se quebró cuando Beijing endureció las licencias de exportación de 17 elementos raros, puntos neurálgicos para la industria estadounidense de chips y aviones. Washington respondió bloqueando software de diseño de semiconductores, químicos y repuestos aeronáuticos con destino a China.
El acuerdo de Londres busca desactivar esa espiral. En Shenzhen ya se perciben señales: firmas como JL MAG Rare-Earth y Beijing Zhong Ke San Huan informaron que obtuvieron nuevas licencias de exportación.
¿Por qué son tan cruciales las tierras raras?
China produce 60 % de los minerales raros y refina casi 90 % del mercado global, otorgándole un dominio estratégico sobre la transición energética y la industria militar de EE. UU. Las restricciones de abril provocaron atasco en puertos y un replanteo urgente en el Pentágono, que considera estas materias “insumos de seguridad nacional”.
El suministro “por adelantado” prometido por Trump aliviaría a fabricantes estadunidenses de turbinas eólicas, vehículos eléctricos y misiles guiados. Pero sin cifras públicas sobre volúmenes ni plazos, ejecutivos y analistas temen una paz efímera. “La falta de detalles sugiere que este resultado era totalmente esperado”, señaló Weston, recordando episodios previos en los que la Casa Blanca amplificó anuncios que más tarde se atascaban en la implementación.
¿Cuáles son los próximos pasos?
Las delegaciones dieron de plazo hasta el 10 de agosto para convertir el marco en un convenio formal. Si el calendario se trunca, los aranceles congelados podrían reactivarse a su nivel máximo. El Banco Mundial ya recortó cuatro décimas su pronóstico de crecimiento global para 2025, citando la guerra comercial como “viento en contra significativo” para casi todas las economías.
Por ahora, el presidente Trump se anota una victoria política a ojos de su base industrial. “Nuestra relación es excelente”, sostuvo en su mensaje, pese a que los mercados apenas rebotaron y los futuros del crudo Brent subieron 1,5 % —una señal de temor a interrupciones logísticas más que confianza plena en el acuerdo.
La tregua no toca los aranceles unilaterales originales de Trump ni las quejas estructurales sobre el modelo chino de subsidios estatales. Tampoco aborda la disputa pendiente sobre aviones comerciales y software de aviación, para los que más de una decena de países —México, la Unión Europea, Japón y Canadá, entre otros— pidieron a Washington evitar nuevos gravámenes de “seguridad nacional”.
Un tribunal de apelaciones en Esrados Unidos mantuvo vivos los aranceles de represalia mientras revisa si el presidente excedió su autoridad al imponerlos, preservando el principal punto de presión de la Casa Blanca.