Con una inversión histórica de 1.31 billones de pesos, el gobierno federal ha trazado una nueva ruta para la conectividad ferroviaria en México, y Saltillo se posiciona como uno de los puntos estratégicos del proyecto.
La capital coahuilense no solo contará con un tramo ferroviario, sino que se convertirá en un nodo esencial del nuevo sistema nacional de trenes de pasajeros, al estar conectada en dos rutas clave: Saltillo–Nuevo Laredo (394 km) y San Luis Potosí–Saltillo (444 km).
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Este megaplan de infraestructura ferroviaria, liderado por la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF), contempla la construcción de más de 3 mil 400 kilómetros de vías férreas y estaciones, distribuidos en 13 tramos que se ejecutarán entre 2024 y 2029 en cuatro fases. Saltillo forma parte de la Fase 1, junto con los corredores México–Querétaro, AIFA–Pachuca y Querétaro–Irapuato, que concentran la mayor demanda de pasajeros.
Andrés Lajous, titular de la ARTF, explicó que la inclusión de Saltillo responde tanto a razones logísticas como estratégicas: su cercanía con centros industriales, rutas de exportación y nodos logísticos del norte lo convierten en un punto de alto valor para la movilidad y el desarrollo económico.
A diferencia de los megaproyectos con fines turísticos como el Tren Maya, este modelo ferroviario prioriza rutas de alto tránsito regional con impactos reales en productividad, seguridad vial y reducción de emisiones. Además, la operación quedará en manos de la misma empresa vinculada a la Secretaría de la Defensa Nacional que ya administra el Tren Maya, lo cual garantiza coordinación y experiencia en su ejecución.
Otro punto clave del plan es que en más del 99 por ciento de la red se utilizarán vías nuevas, sin interferir con los trazos actuales de carga, salvo en un tramo específico de cinco kilómetros. Saltillo, por tanto, no solo contará con infraestructura moderna, sino también con una planificación orientada a la eficiencia operativa.
Este impulso al ferrocarril de pasajeros representa un cambio de visión en la política nacional de movilidad, donde ciudades como Saltillo jugarán un papel protagónico no solo en transporte, sino en la configuración de una economía regional más integrada y sustentable.
(Con información de El Economista)