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Orgo-Life the new way to the future Advertising by AdpathwayLa naturaleza está loca, como las leyes y las costumbres. Nada sigue un orden. Todo se disgrega, se repite, se niega. Esta es la historia de El rey Próspero, que oye voces dentro de las voces. No emite decretos ni controla territorios. Permanece inmóvil mientras fragmentos de sonido lo atraviesan como ecos del mundo y de sí mismo. Lo que oye no sabe si ocurre afuera o dentro. Así empieza la disolución del poder: cuando deja de ser dominio y se convierte en resonancia.
En Un re in ascolto, ópera de Luciano Berio con libreto de Italo Calvino, la música es otro protagonista. Omnipresente y omnisciente, se pasea por el escenario, descansa, vuelve. Sus redobles de tambor son latidos que dan eco a lo invisible.
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Hay una realidad sonora en la que la escucha ocupa el centro de la escena. En lugar de acciones visibles, lo que se despliega es un espacio mental activado por el oído, que recorre toda la sala principal del Palacio de Bellas Artes. Esa escucha sostiene la estructura escénica: mueve a los cuerpos, convoca presencias, organiza el caos. Es un territorio lleno de voces, frases y ecos —no todos audibles— donde los personajes parecen surgir más del sonido que del argumento.
*Wolfgang Wengenroth, director.
EL REPARTO DE UN RE IN ASCOLTO
Un anciano rey, encarnado por el barítono Josué Cerón, se imagina revueltas o las inventa. Atormentado, busca la salvación. La escucha es el único mecanismo de poder que le queda. Próspero yace en una isla shakespeariana, pero aquí el rey lo piensa. Las voces que oye en su oído palaciego son la única forma en que puede interpretar la realidad: sólo a través de escuchar. Su tímpano lo domina, lo hunde en su trono. Se lleva la mano al oído. Tiñen de miedo los susurros, los ecos, el silencio.
Una voz femenina —la de Cecilia Eguiarte— le hace patente su destino. No como revelación, sino como roce. Su canto, suspendido y preciso, se filtra como una memoria encarnada. La protagonista no actúa: habita un umbral.
Las presencias que rodean al rey no son personajes, son proyecciones de su escucha. Nicola Beller Carbone, soprano germano-española, da vida a Venerdì, figura grotesca e infantil que camina en círculos, ríe sin motivo y habla con voz ajena. Es una sombra viva, una distorsión del tiempo.
Evanivaldo Correa, tenor formado en Filadelfia y Bologna, interpreta al Regista: el que articula sin imponer. Su voz dibuja pasajes y los deshace. A su alrededor, las sopranos Hildelisa Hangis y Jacqueline del Rocío Medina, junto a la mezzosoprano Frida Portillo y el tenor Chac Barrera, aparecen como ráfagas: no narran, irrumpen. En particular, Medina —ganadora del Concurso Carlo Morelli— asumió su papel con entrega, aunque por momentos su voz pareció batallar con los registros altos, como si en ese instante hubiera necesitado una pastilla Halls.
Completaron el reparto Ricardo López como barítono múltiple, Carlos Santos como bajo, Elizabeth Mata como Enfermera, Luis Alberto Sánchez como Doctor, José Luis Reynoso como Abogado y Araceli Fernández como Esposa. Voces que emergen como residuos del pensamiento, figuras que cruzan el escenario sin origen ni destino.
El Coro del Teatro de Bellas Artes, con más de ocho décadas de historia, dirigido aquí por Rodrigo Cadet, actúa como maquinaria mental del Rey. No canta desde el fondo: surge desde dentro. La Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección concertadora del maestro Wolfgang Wengenroth, y los pianistas Daniel Cruz y Andrés Sarre, sostienen la tensión invisible del caos.
La dirección escénica de Martín Bauer traslada lo abstracto al cuerpo. La escenografía y multimedia de Matías Otálora, la iluminación de Raúl Farías, el vestuario y maquillaje de Joanna Nogueiras Yankelevich, y el movimiento escénico de Vivian Cruz configuran una atmósfera onírica, sin centro ni bordes. Todo ocurre como dentro de una mente abierta.
Un re in ascolto no cuenta una historia. No ofrece respuestas. No concluye. Se instala. Repite. Se disuelve. Escuchar no es aquí una acción: es una forma de ser. Es el destino de un rey que oye voces dentro de las voces.
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*mcam