La variante LP.8.1 del virus SARS-CoV-2 ha sido identificada como la principal amenaza sanitaria para la temporada invernal 2025-2026 por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la European Medicines Agency (EMA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), debido a su rápida propagación y capacidad de evasión inmunológica. Actualmente, representa el 70 por ciento de los casos de COVID-19 a nivel global.
Aunque inicialmente se reportó la variante NB.1.8.1, fue la LP.8.1 la que encendió las alertas por su potencial de contagio acelerado, su descendencia directa de la variante JN.1 —que predominó en 2024— y sus mutaciones que podrían suponer un mayor riesgo para la salud pública.
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“Este tipo de clasificaciones permiten alertar con anticipación a los sistemas de salud sobre cepas que podrían causar mayor número de casos graves o muertes, sobre todo entre las personas con mayor vulnerabilidad”, explica el Dr. Francisco Moreno, especialista en enfermedades infecciosas.
RIESGO ELEVADO EN MÉXICO: ENVEJECIMIENTO, DIABETES E HIPERTENSIÓN
En el contexto mexicano, el impacto de esta nueva variante encuentra un terreno fértil para la propagación y complicaciones severas, debido a la alta prevalencia de enfermedades crónicas. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) del primer semestre de 2024 revelan que las enfermedades cardiovasculares —principalmente hipertensión arterial— y la diabetes son las 2 principales causas de muerte en el País, con un total conjunto de 158 mil 696 defunciones.
La obesidad —presente en 36.9 por ciento de la población adulta— y el síndrome metabólico —que afecta a más del 35 por ciento— también elevan significativamente el riesgo de complicaciones graves por COVID-19. A esto se suma un envejecimiento poblacional creciente: más de 16.5 millones de mexicanos superan los 60 años, según la Secretaría de Salud Federal, sector que concentra el 54 por ciento de las muertes por esta enfermedad.
En Coahuila, las cifras oficiales confirman el impacto acumulado: entre 2020 y 2023, un total de 12 mil 491 personas fallecieron a causa de la COVID-19, siendo los años iniciales de la pandemia los más letales.
SÍNDROME METABÓLICO Y LETALIDAD POR COVID-19
“El síndrome metabólico tiene alta incidencia después de los 60 años. En pacientes mayores, la inmunidad innata se debilita, lo que limita la capacidad de eliminar patógenos como el SARS-CoV-2. Esto incrementa el riesgo de complicaciones graves e incluso la muerte”, añade el Dr. Moreno.
Investigaciones realizadas en México durante la pandemia revelaron que las personas con enfermedades metabólicas tienen entre 2 y 3 veces más riesgo de morir a corto plazo por COVID-19. La letalidad entre quienes padecían diabetes alcanzó el 18.4 por ciento, cifra que aumentó al 31.5 por ciento al combinarse con enfermedades cardiovasculares y hasta 38.7 por ciento cuando se sumaban hipertensión y diabetes. En total, el 18.3 por ciento de quienes vivían con enfermedades metabólicas fallecieron por COVID-19, frente al 5.5 por ciento de quienes no padecían ninguna comorbilidad.
URGENCIA POR VACUNACIÓN ACTUALIZADA
Ante este panorama, la actualización de vacunas se vuelve una prioridad. Las principales agencias internacionales han coincidido en que los biológicos para la temporada invernal 2025-2026 deben enfocarse en la protección contra la variante LP.8.1.
“Contar con vacunas actualizadas es fundamental para proteger a quienes más lo necesitan, como los adultos mayores y quienes viven con enfermedades crónicas. Es una herramienta de prevención esencial que puede marcar la diferencia entre una infección leve y una hospitalización o muerte”, concluye el Dr. Moreno.