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Ante este nuevo capítulo de la realidad mexicana, debemos temer. La consigna de que las sentencias deben inclinarse para “beneficiar al pueblo”, es una amenaza velada para muchos, pero, en especial, para las mujeres. Porque la realidad nos ha reiterado que el pueblo designa al senil fantasma y ése las quiere obedientes. Esa consigna es una condena, más para las feministas.
Aunque la Corte será paritaria, no garantiza que, al menos ellas, defiendan nuestros derechos. La ministra Loretta Ortiz recuerda el mito de Procusto (estirador o controlador), tan utilizado por la 4T. Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro, donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a aserrar las partes que sobresalieran: los pies y las manos o la cabeza. Si, por el contrario, era de menor longitud, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo”.
(https://es.wikipedia.org/wiki/Procusto).
Mito de Procusto: “Se aplica a aquella falacia pseudocientífica en la que se tratan de deformar los datos de la realidad, para que se adapten a una hipótesis preconcebida”. La ministra lo cita para hablar del acceso a la justicia para las mujeres. Hay quien intenta deformar datos, hechos, testimonios, para ajustarlos a sus prejuicios. Por eso, el deber de aplicar perspectiva de género.
Dice Anna Caballé, en Una breve historia de la misoginia: “Se empeña en reducirla con mil estrategias distintas a una posición inferior, humillante, subalterna, por el mero hecho de ser mujer y así poder agrandarse a sí mismo, reduciéndola. Sin embargo, tiene los mismos derechos que él. Sólo los que por alguna razón se han visto a sí mismos pequeños se preocupan por parecer más grandes de lo que son, empequeñeciendo a quienes les rodean”.
“Hay que ver qué es lo que está detrás, porque hace unos dos años, cuando empezó el movimiento feminista muchas mujeres participaron, pero se empezaron a dar cuenta de que se habían convertido en feministas conservadoras sólo para afectarnos a nosotros, sólo con ese propósito”, dijo el fantasma en 2021, tras la marcha del 8M. ¿Las violencias contra las mujeres no existen? ¿Las morenistas feministas deben callarse?
Silenciar al(a) otro(a), ignorarlo(a), mantenerlo(a) en la invisibilidad, es tal vez la forma más perversa de dominio. Pero, a pesar de lo humillante que pueda parecer, hay quienes hasta lo disfrutan. Acaban actuando ser-vil-mente. Juan Villoro: “Quienes fracasan en el presente prefieren culpar al pasado”.
La atención a las Madres Buscadoras, prioridad de la presidentA, marcha más lenta que una tortuga reumática. Teuchitlán no se olvida. ¿El Premio Concordia (armonía, unión, acuerdo, consenso, avenencia, paz, reciprocidad, compañerismo, cordialidad, camaradería, amistad, hermandad, fraternidad) que otorgó España al Museo de Antropología, ¿no es motivo de profunda reflexión?
Cuando más falta hace talento político, los y las operadoras del régimen se inspiran en las infancias, tan olvidadas, para trampear: tómbolas, rifas, acordeones, disfraces, pitos y flautas, teatro de marionetas, campo de veraneo en el Zócalo. ¿Un cuarto llamado Centro Libre, improvisado, para mujeres maltratadas?
Recordar a Joseph Fouché el poder tras el trono, el mayor traidor de la historia de Francia, capaz de cambiar de bando mil veces y engañar para seguir en el poder. De ser, como dice Zweig, “un hombre gris sin escrúpulos, para el que todo era justificable porque la política estaba sujeta a una “moral de las circunstancias”.
Aquí, el poder se escapó del palacio y mágicamente, se tornó transexenal. No son como antes. A resistir y defender derechos. “Mujer, vida y libertad”.