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Guerra anunciada desde hace 46 años

1 month ago 9

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El régimen islamista chiita de los ayatolas se instaló en Irán en 1979 tras derrocar al gobierno del shah. Desde sus primeros días estableció con claridad sus objetivos: imponer un sistema teocrático y totalitario acorde con el principio de que la civilización occidental era anatema. Por ello había que combatir a EU, el “gran Satán”, y borrar del mapa al “pequeño Satán”, el Estado de Israel, ocupante de un territorio que debía estar sólo en manos musulmanas. Todo ello formaba parte de una misión mesiánica, necesaria para la aparición del Mahdi, especie de gran redentor que impondría en el mundo entero el reino de Alá.

En tiempos del shah, Irán sostenía relaciones diplomáticas y económicas plenas con Israel, pero todo cambió radicalmente a partir de la instauración de la República Islámica. Si bien desde antes se había iniciado ya en el país persa un proceso de desarrollo de una industria nuclear, bajo el ayatola Jomeini, tal objetivo adquirió nuevo ímpetu, en concordancia con el proyecto de conseguir un arma nuclear como instrumento para alcanzar sus objetivos esenciales. Entre sus prioridades abiertamente declaradas estaba la destrucción del Estado de Israel y la expansión de la hegemonía iraní en la región de Oriente Medio.

A lo largo de las siguientes décadas, el régimen iraní incrementó, en efecto, su influencia regional al establecer en zonas fronterizas con Israel, aliados con capacidad de funcionar en calidad de proxys. Hezbolá, organización chiita libanesa, nacida a fines de los años 80, fue el más destacado, ya que su vecindad con Israel le facilitaba la misión de atacar directamente como ocurrió, por ejemplo, con la guerra de considerable intensidad y duración en el verano del 2006 y los ataques cotidianos a partir del 7 de octubre de 2023.

Cabe recordar que ya desde 1992, terroristas enviados por Hezbolá-Irán explotaron la embajada israelí en Buenos Aires y lo mismo ocurrió en 1994 con el bombazo contra el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que cobró casi un centenar de víctimas mortales. Además, Irán contó con otro aliado incondicional a lo largo de más de cuatro décadas. Se trató del régimen sirio de los Assad, con el que tenía mucho en común. Siria fungió como un muy útil puente para el paso de armamento proveniente de Irán con destino a Hezbolá. De hecho, el que Hezbolá consiguiera tener un potencial militar que superaba con creces al del propio Ejército Nacional Libanés, fue producto de la magnanimidad con la que Teherán surtió a esa organización chiita de misiles balísticos, cohetes y drones. Algo parecido ocurrió con los hutíes de Yemen, quienes han sido apoyados por Irán a lo largo de la guerra civil que libran desde hace años contra el poder sunnita de ese país. En los últimos 20 meses los hutíes le han pagado a Irán los favores mediante ataques continuos lanzados a territorio israelí y a navíos de distintas banderas que circulan por el mar Rojo.

Hace tres días la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) anunció, por primera vez en 20 años, que Irán ha estado mintiendo acerca de sus actividades de enriquecimiento de uranio con el propósito de hacerse de armamento nuclear. De hecho, los servicios de inteligencia israelí calculaban que muy pronto podría poseer una docena de bombas de ese tipo. Y en la medida en que las sucesivas rondas de negociaciones entre los equipos de negociación de EU e Irán no presentaban avances sustantivos, es posible especular que el gobierno israelí decidió que se había abierto una ventana de oportunidad para desmontar la amenaza iraní ahora que Hezbolá está en la lona y el régimen de Assad ha desaparecido.

Ya Trump había puesto un ultimátum a Irán de 60 días de plazo para llegar al acuerdo, y tal lapso se cumplió justo anteayer. De tal suerte que Israel, evidentemente con la anuencia de Washington, dio el primer golpe, que hasta el momento ha resultado devastador para el país persa. Muchos de sus altos mandos han sido eliminados, la instalación nuclear de Natanz ha sido bombardeada, lo mismo que arsenales diversos de misiles balísticos. La represalia contra Israel se ha iniciado, las sirenas de alerta suenan en el país varias veces al día, pero los daños ahí son, hasta ahora, limitados. Por lo pronto reina la incertidumbre acerca de los alcances que tendrá esta nueva guerra, anunciada, sin embargo, desde hace más de cuatro décadas.

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