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Orgo-Life the new way to the future Advertising by AdpathwayDel asalto al Capitolio a los escenarios de tensión y rebeldía en Los Ángeles, la magnanimidad ciega a Donald Trump. Vistas las cosas esta semana, el muro de la frontera sur de Estados Unidos es lo de menos. El incremento grosero a los aranceles tiene y tendrá sus contenciones durante la gestión ante los canales oficiales de los países involucrados y las organizaciones de comercio, pero parece que no puede pasar un día sin que el hombre escupa fuego. En una escena que, por patética, parecía montaje, todo mundo lo vio en el Despacho Oval dándole trato de adolescente irresponsable al presidente de Ucrania. Hoy, a propósito de su cumpleaños, aguardamos atestiguar un desfile militar con sus predecibles poses de macho alfa global. Ya veremos.
No exagera quien afirme que Los Ángeles se ha convertido en escenario de combate. Cientos de detenciones realizadas por ICE en centros de trabajo y zonas comerciales han desatado un clima del que brota una sensación de temor, seguida del instinto de defensa. La persecución no es contra criminales, sino apunta a ciudadanos que, está comprobado, pagan sus impuestos y colaboran con sus comunidades. Falta que esa represión se presente en escuelas, a la hora del recreo, y detenga a menores de edad “sospechosos” en tanto sus padres y tutores comprueban su estatus en la Unión Americana.
Si hay una urbe multicultural que se pueda señalar sobre un planisferio es, precisamente, Los Ángeles. Un tercio de su población, unos 3.3 millones, nació fuera de territorio estadunidense, y 40 % del empleo local recae en los inmigrantes. Ante esos indicadores desbordantes, la Casa Blanca opta por pasar sobre esas calles montada en un bulldozer racista bajo la consigna de capturar y desterrar a gente que, desde su óptica, es indeseable.
Ante la indignación y las manifestaciones en otras grandes ciudades de Estados Unidos, el presidente Trump posteó, en Truth Social, su visión de las cosas: “Nuestros agricultores y la gente del sector hotelero y de esparcimiento han afirmado que nuestra agresiva política migratoria les quita trabajadores con amplia experiencia, y que esos empleos son casi imposibles de reemplazar. En muchos casos, los delincuentes a los que se les permitió entrar a nuestro país gracias a la muy estúpida política de fronteras abiertas de Biden están solicitando esos empleos. Esto no es bueno. Debemos proteger a nuestros agricultores, pero debemos sacar a los delincuentes de Estados Unidos. ¡Vienen cambios!”.
La gran paradoja de todo ello quizás se encuentre en los votantes que se inclinaron por Trump, que obtuvo entre 45 y 46% del voto latino, hechizado por su discurso de orden social y progreso económico. Entre los varones, el hoy mandatario estadunidense superó las preferencias en las boletas electorales.
Pero que nadie se diga sorprendido: Donald Trump es el lobo con disfraz de cordero.
CAJA NEGRA
Acabo de ver el documental John le Carré: Volar en círculos, estrenado en octubre de 2023, casi tres años después de la muerte del famoso autor de novelas de espionaje. En realidad, estamos ante una larga entrevista sobre la transición de Le Carré como espía del servicio británico a escritor de talla mundial. Los productores se peleaban por llevar sus historias a las pantallas. En sus memorias, con el mismo título que el mencionado documental, pero publicadas en 2016, deja patente los conflictos interpersonales con su padre, un embaucador profesional con líos permanentes con la justicia que, asimismo, no perdió la oportunidad para colgarse, malamente, de la celebridad de su hijo. No recuerdo que en el libro Le Carré se haya desahogado tanto de ello como ahora, ante las cámaras. Un Saturno devorando a su hijo, desde luego. Pero Le Carré rompió su propio aforismo: “Un buen escritor no es experto en nada salvo en sí mismo. Y sobre ese tema, si es listo, cierra la boca”. Disponible en Apple TV.